domingo, 30 de septiembre de 2012

DE PAROS Y PARODIAS



Ya se ha intentado llevar a cabo seis paros de transporte durante la gestión de Susana Villarán y estos no producen el efecto que sus organizadores pretenden; utilizar este medio de presión política para variar la decisión de la autoridad de llevar a cabo una radical reforma de transporte que, si bien es cierto es necesaria y urgente para nuestra ciudad, modificará drásticamente la forma de vida de miles de personas.

Personas que frente a la inacción de las autoridades por más de tres décadas, crearon y organizaron un sistema de transporte que a pesar de sus imperfecciones y evidentes excesos de algunos directivos que rayan en lo gansteril, movilizó a la ciudad, contribuyó a su desarrollo, generó miles de puestos de trabajo tanto directos como indirectos y que hoy es despreciado y criticado en un peligroso acto de generalización por la actual gestión.

Una gestión a la cual muchos transportistas cuestionan su legitimidad para conducir este proceso acusándola de ser inexperta e improvisada y con intereses económicos de por medio; a pesar de estar capitaneada por Gustavo Guerra García, quien entre otros pergaminos acredita haber sido viceministro de transporte y un gran conocedor de los temas relacionados a este complejo campo además de su conocida probidad y compromiso social. Pero él no es el funcionario responsable, sino el asesor principal de la Señora Villarán en temas de transporte, siendo los funcionarios responsables la Dra. María Jara Risco y el ingeniero Juan Tapia Grillo.

Particularmente se me hace difícil tomar partido por alguno de estos bandos en conflicto, esto debido a que por una parte se encuentra un grupo de “dirigentes” (término que debe ser reemplazado algún día por “empresarios”) transportistas que no están de acuerdo con la forma en que se está llevando a cabo la tan promocionada reforma del transporte y que aún no encuentran la forma de dar a conocer su posición ya que se escucha de todo: que no se debe entregar las rutas a capitales extranjeros, que peligran sus inversiones, que las autorizaciones se deben dar hoy día por diez años, que existe un lobby con respecto al bus patrón, que las empresas autorizadas por la Municipalidad del Callao les hacen una competencia desleal y/o gozan de preferencias, que el Euro 4 no se pueden usar en nuestro país y que las infracciones de la Ordenanza 1599 tienen un carácter recaudatorio, confiscatorio y persecutorio entre otros. Estos dirigentes aparentemente desean mantener el status quo en el cual se desarrolla el servicio de transporte de Lima; pero no todos los opositores a la reforma forman parte de este grupo. Existe también un sector de empresarios y profesionales que luego de un análisis profundo y exhaustivo encuentran que si bien es cierto, es necesaria la reforma, cuestionan la forma en la cual se realiza y presentan propuestas para viabilizar su implementación pero son ignorados por la autoridad.


Por el otro lado se encuentra la autoridad con una gestión que no admite concesión alguna en su posición y procedimientos, haciendo parecer que estos son exactos e imposibles de ser revisados ya que su planteamiento es al parecer perfecto, tratándolo casi como un dogma y a sus creadores dueños de una infalibilidad casi papal. Una gestión que insiste en mostrarse triunfalista y desafiante, cachacienta y despectiva, que hace uso de un lenguaje impropio de una autoridad, que cuando levanta su voz de protesta un taxista lo llama “colectivero” y si lo hace un transportistas le dice “afiliador” o “cascarón”. Todo esto con un evidente cálculo político, conocedores de que los peruanos somos amantes de la “mano dura” y que los transportistas no gozan de la simpatía de nuestros compatriotas; los cuales esperaban que se ponga fin a sus excesos y a esa suerte de anarquía existente en el transporte. Es por ello que los funcionarios de esta gestión han visto incrementada su aceptación en las encuestas a partir de la desacreditación constante a los que hace poco fueron sus incondicionales colaboradores en la campaña electoral que los llevó a ganar la alcaldía de Lima.

De algo sí estoy seguro, la reforma del transporte es impostergable y necesaria pero no puedo caer en el absurdo de afirmar que todo lo que se hizo en el pasado fue malo y que lo que se hará en el futuro será todo bueno, eso es propio de mentes pequeñas que aún viven en el mundo de las dicotomías, que no entienden que no son tiempos de ganar/perder, que este lamentable modo de ver las cosas llena de soberbia al ganador y resentimiento al derrotado y lejos de buscar la cooperación de los ciudadanos abre una brecha que a veces no se podrá cerrar. Una verdadera autoridad debe tener la capacidad suficiente de ejercer un verdadero LIDERAZGO y buscar todas las vías posibles del dialogo y tener la humildad (más bien diría la inteligencia) de buscar los temas en común para poder llegar a un punto en el que ganar/ganar no sea solo una técnica sino una filosofía total de la interacción entre peruanos.

martes, 18 de septiembre de 2012

EL JUEZ BOMBA

24 de Mayo de 1964, en el Estadio Nacional de Lima en un partido de futbol entre las selecciones de Perú y Argentina, en el que se disputaba un cupo para las olimpiadas de Tokio, ocurrió la más terrible tragedia en la historia del deporte nacional.
 


Minuto 35 del segundo tiempo gol de Kilo Lobaton para Perú, pero el árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos lo anula, lo que da inicio a una protesta del público que invade la cancha con la intención de agredir al árbitro y a los jugadores argentinos; el Jefe de la Policía, Comandante De Azambuja, ordena que se usen bombas lacrimógenas contra el público en las tribunas, sin tomar en cuenta que las puertas de salida del estadio aún estaban cerradas.

 
Resultado, 312 muertos (90% por asfixia), autos quemados, ataques a tiendas y edificios, la ciudad era un caos completo y todo por una decisión de un árbitro que nunca pensó cuales serían las consecuencias de la misma y que, como el mismo lo dijera 45 años después, quisiera volver el tiempo y cambiarla por completo.


2012 se disputa la copa Reforma del Transporte para lo cual se cuenta con una importante infraestructura vial, modernos y espaciosos buses Euro 4, además de haberse logrado la reorganización de las empresas de transporte mediante la promulgación de un nuevo reglamento. Al parecer todo será un éxito y pronto se verán los resultados de la reforma; aunque se ha obviado un pequeño pero importante detalle, la necesidad de contar con fiscalizadores que estén a la altura de esta importante reforma.


Volviendo a la metáfora futbolística, se imaginan un partido de la copa del mundo que sea dirigida por un árbitro que no reúna las condiciones mínimas de idoneidad para ese importante encargo, que no tenga personalidad, criterio, juicio, buen estado físico y sobre todo un absoluto conocimiento del reglamento a aplicar. Definitivamente que su presencia en la cancha solo traerá problemas y malogrará el espectáculo. Lo mismo puede ocurrir con la reforma del transporte sino se hace algo para elevar el nivel profesional de los Inspectores Municipales de Transporte, los cuales a pesar de tener una enorme voluntad y dedicación aún no se encuentran a la altura de esa tremenda responsabilidad.
 
Recordemos que las normas son elaboradas por especialistas y son la base para el buen desarrollo de la actividad propuesta, pero estas de nada servirían si no contamos con una persona capaz de controlar y verificar su correcta aplicación, es decir, es el encargado de materializar la norma y sin su participación ninguna actividad sería posible.
 
En la actualidad los requisitos para ser Inspectores son mínimos, basta con que cuenten con DNI, ruc y que tengan secundaria completa, para que luego de una capacitación obtengan la categoría de Inspectores es decir, convertirse en la autoridad máxima en el campo de juego. Como se verá es poco lo que se exige y es mucha la responsabilidad del cargo, ya que sus decisiones muchas veces serán inamovibles y si no son acertadas podrán ser generadoras de conflictos y reacciones adversas que dañen la buena imagen y majestad de la autoridad, en lugar del orden deseado para el éxito de la reforma.


Un eficaz planeamiento, la elaboración de un perfil adecuado, un buen proceso de selección y capacitación, así como el seguimiento y la evaluación del desempeño, serán la base para la construcción de la figura de una AUTORIDAD que no esté sustentada únicamente en la LEGALIDAD, sino también en la LEGITIMIDAD que todos esperamos que tenga; estas son tareas urgentes que debe asumir la autoridad como parte fundamental de la Reforma del Transporte y no tener que esperar que se levanten voces de protesta y reclamos en una relación que debería ser de reconocimiento y confianza.