martes, 21 de diciembre de 2010

La muerte más absurda II
Creo que los adultos nunca dejamos de ser niños frente a nuestros padres, que por mas que los años pasen seguimos teniendo ese respeto y reverencia por los que nos han dado la vida, protegido y cuidado hasta que fuimos capaces de valernos por nosotros mismos.
Digo valernos por nosotros mismos en el aspecto material, porque en el afectivo siempre los extrañamos y creo que, así padezcamos su ausencia física, nunca dejamos de necesitar de su cariño y fuerza moral que solo ellos pueden dar.
Me tocó junto con mi hermano David ingresar al cuarto de mi madre recientemente fallecida, con la finalidad de buscar documentos personales indispensables para los trámites legales a raíz de su trágica muerte.
Debo decirles que a este ambiente nadie podía tener acceso sin su autorización, solo ella podía entrar y moverse libremente en ese lugar, ni que hablar de su armario y comodín cerrados con doble vuelta de llave; antecedentes que dieron a nuestro ingreso un matiz de profanación a un santuario intimo y personal de donde estaban guardados lo mas profundo de sus pensamientos y recuerdos.
Grande fue nuestra sorpresa al encontrar dentro de las maletas, cajones y cofres cosas pequeñas, aparentemente de poco valor material, trozos de juguetes, lapiceros sin, tinta, un cuaderno de colegio, un juego de casinos de pokemon, un dado, pañuelo, portaminas, revistas viejas, un álbum de figuras entre otros de sus “tesoros”.
Se que están pensando que lo avanzado de la edad de mi madre al borde del estado senil motivara tan pintoresca e inservible colección; incluso mi hermano David me preguntó ¿Que pudo estar pasando por la cabeza de mi madre cuando guardaba todas estas cosas?
Hasta que la respuesta llegó como relámpago a nuestra mente e hizo que nuestros ojos se cargaran de lágrimas: Los objetos atesorados por mi madre pertenecieron a cada uno de sus hijos y nietos, los cuales una vez usados y tal vez desechados fueron a parar al lugar secreto de ella para ser guardados con reverencia y amor.
Dicen que los recuerdos son la reconstrucción actual de lo pasado a partir del material conservado en la memoria, también lo pueden ser algunos objetos, aromas, canciones o lugares que te transportan hacia el pasado, puedes ver, sentir, tocar, volver a vivir momentos de tu vida con cada una de las imágenes o complejos de imágenes a través de las cuales se reiteran en nuestra mente personajes, cosas o situaciones pasadas.
No eran objetos sin valor los que mi madre guardaba, para ella esas cosas representaban recuerdos de alegrías, triunfos, fracasos, tristeza, felicidad, cosas dolorosas y cuantas remembranzas más que habían tomado forma material y que estaban en esa caja conectando a mi madre con el pasado.
La imagino sentada a media tarde mirando las fotos de su boda, recordando lo vivido con mi padre en sus mas de 50 años de matrimonio, acariciando las fotos de sus hijos ahora distantes por lo importante de sus trabajos, pero que para ella eran aun los niños que lloraban para lograr sus mimos y su atención,
La imagino cerrando esa caja con una lágrima en sus ojos tratando de entender que fue lo que pasó, por que todo cambió de pronto y porqué tenia que suplir con objetos materiales la presencia física de sus hijos y nietos.
La imagino viviendo esa soledad y me siento muy mal por ello.

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